Tuesday, December 27, 2011

El cheshteimberg

El Che Shteinberg – de cómo mi papá pasó de Arn Shloyme a Iosl, y por qué todo el mundo le decía ‘Bérele’.

A veces los nombres de uno no son fáciles de mantener. Mi papá, en Brezne, el shtetl donde vivía, nació y fue Arn Shloyme (Arón Salomón) durante los primeros 18 años de su vida. Y desde ahí, el zafarrancho.

Para explicar esto tengo que ir hacia atrás en la historia y recordar que mi abuelo era el Melamed (maestro) del pueblo, lo que significaba un sueldo miserable y muchísimos alumnos en su casa. Enseñaba religión y todo lo demás, tipo escuela primaria. Es curioso que los maestros en todo el mundo y en toda época, hayan sido y sean los trabajadores peor pagos que se pueda imaginar.
¿Cómo explicar el nivel de pobreza? Tal vez alcanza con contar que entre los cuatro hermanos y una hermana, tenían un solo par de zapatos, que usaba quien necesitara ir a hacer algún trámite a Kiev.

Cuando los 5 hijos ya estuvieron en edad de empezar a buscar trabajo, mi abuelo les preguntó: ¿Uds. quieren enseñar o trabajar? Dada esa dicotomía, - aparentemente ‘enseñar’ no era un trabajo - todos eligieron ‘trabajar’. Uno juntó una bolsa con artículos de costura y salió a vender por ahí, otro entró de aprendiz de carpintero, y mi papá, de relojero. Lo mandaron a Kiev, donde tenía que trabajar durante tres años bajo el mando de un relojero de allí. El primer año, había que pagar. El segundo, ni pagar ni cobrar, y el tercero, ya algo de plata podía ganar, descontando la comisión del maestro relojero.

Mi tío mayor, Iosl, a los 18 años, llegó a la edad de la conscripción. En Polonia en esa época era temporada de guerra y la maldita conscripción ¡era por 5 años! Y allí fue mi tío, pero en 1916 desertó del ejército polaco y se unió al Ejército Rojo (¡vieron de qué estirpe vengo!) hasta el fin de la Revolución. Como se sabe, los rusos ganaron pero entonces ya no había donde pertenecer y por lo tanto ese tío tuvo que volverse a Brezne. Si los polacos lo agarraban, lo mataban por desertor, por lo que apareció vestido de mujer, de noche, en pleno invierno y con una pulmonía violenta. Entró en la casa donde el padre se estaba muriendo. Lo pusieron a él en una habitación, al padre en la otra, y toda la familia en la pieza central, donde se cocinaba y se vivía. Piso de tierra y horno a leña. Un cierto médico del pueblo recomendó ‘aire puro’ para el tío y cierta medicación para lo cual no había plata, por lo que ni se discutió el asunto. Dada la temperatura reinante, sacarlo al ‘aire puro’ no era posible, por lo que los 4 hermanos menores decidieron hacer lo razonable, que fue cortar un pino y meterlo a prepo adentro de la casita, así el oxígeno le llegaba al hermano (¡!). Aparentemente el remedio funcionó, ya que Iosl sobrevivió ese tratamiento. El padre no, y murió, en sábado, con la familia en tal estado de pobreza, que tuvieron que comer pan negro para el Sabbath, ya que el pan blanco no se podía comprar sin dinero. Lo más importante fue que todo el pueblo fue a su entierro. Los cristianos entraron por primera vez al cementerio judío, lo cual fue un honor irreemplazable.

¿Qué hacer para sobrevivir? Idea: Al Melamed le correspondía por honor un asiento en la sinagoga, en la fila de adelante. Mi padre decidió venderlo al mejor postor. Marchó a la sinagoga y empezó a ofrecer ese asiento a los judíos más ricos del pueblo, insultó al rabino que le decía que ese asiento no le había pertenecido legalmente jamás al padre y por lo tanto no lo podía vender, y cuando los ricos empezaron a hacer ofertas, al fin, se lo adjudicó al más generoso.

De ahí en adelante, los cuatro hijos y una hija trabajaron en lo que pudieron. El hermano mayor, el que se había salvado de la pulmonía, murió un par de años más tarde, no sé bien de qué. Mi papá ya había decidido que se tenía que ir a los EEUU o a cualquier otro lado, porque la miseria era realmente insostenible. Alguien tenía que mantener a la madre y a la hermana menor, que no era todavía adulta.
El problema es que mi papá estaba llegando a los 18 años, o sea que la conscripción no le permitía irse del país antes de terminarla y cinco años más, era imposible aguantar.

Entonces sucedió un milagro: un incendio voraz liquidó todo el edificio del ayuntamiento, donde estaba toda la información civil de ese pueblito. Gran solución. Todo el asunto de la deserción del hermano mayor quedó en cenizas, incomprobable. Mi papá (Arn Shloyme), usando el documento de su hermano (Iosl, o sea José), se apersonó y declaró que él era José Steinberg, que había ya hecho todo el servicio militar necesario, que le habían sellado un papel que verificaba el asunto, y que quería un pasaporte para poder viajar al extranjero. Los empleados lo quisieron sacar a patadas – mi papá no parecía tener 23 años, edad en la cual el servicio militar ya podía haber estado legalmente terminado – pero dada la imposible verificación de documentos le tuvieron que dar un pasaporte donde él aparecía llamado ‘Iosl Steinberg/José Steinberg’ y así se puso a buscar dónde ir.

Lo primero de lo que se enteró fue que las cuotas para emigrar a los EEUU estaban cubiertas y cerradas. Desde Polonia, no se podía conseguir visa. Una opción era irse a Argentina o Uruguay, y desde allí, o establecerse, o tratar de conseguir un modo de pasar a los EEUU. Mi papá fue a consulados, o embajadas, o quienes fueran los representantes de estos países en esa época, y tanto en Argentina como en Uruguay, le dijeron que sí, que en el sur no había relojeros buenos, que como tal tendría trabajo en cantidad y que esas tierras lo aceptarían con una gran bienvenida.

Así es como mi papá en 1921 subió a un barco rumbo a Argentina. Durante la parada forzosa en Montevideo, mi papá miró el puerto y vio por ahí ‘a un judío conocido’. Y como tanto le daba, agarró su bolsita y bajó, para quedarse en Uruguay. De todos los desastres futuros, el primero fue darse cuenta que lo que le habían dicho era cierto, que no había relojeros, pero se olvidaron de aclarar que tampoco había relojes. En toda la ciudad había 3 grandes relojes, uno en cada una de las tres plazas, y nadie poseía reloj pulsera.

Eso ya le complicó la vida, pero además, estaba el asunto de su nombre. Los amigos sabían que era ‘Arón Salomón’, pero que su nombre legal era ‘José’, por lo que optaron por un sobrenombre genérico – Bérele, que significa ‘osito’ – y así se llamó todo el resto de su vida. Mi mamá, que provenía del mismo pueblo, aunque de chicos nunca fueron amigos, optó por darle un nombre que para mí, fue el único que le escuché. “Che Steinberg”. Pronunciado como se debía, ella siempre decía: -Cheshteimberg, ¿qué querés comer hoy? -Cheshteimberg, ¡no seas idiota! -Cheshteimberg, tus hijas necesitan algo… De chica yo creía que su nombre era, efectivamente, cheshteimberg.

Otro resultado de la complicación de documentos fue que mi papá nunca cumplió años. No se acordaba ni del año en que nació, y mucho menos el mes y el día. Nadie celebraba eso en Brezne. Cuando llegó a eso de los 80 años, un día se le ocurrió decirnos a mi hermana y a mí: “Mi cumpleaños es el 17 de abril”. Nadie le creyó, pero a partir de ese día pudimos al menos comprarle algún regalo en la fecha que él mismo eligió.

Algo que nunca me quedó claro, fue que cómo un melamed, responsable y religioso, se las ingenió para tener 5 hijos ateos y bolches. La sospecha es que eso ya venía de familia, y que el melamed no había sido muy fiel a su religión.

Agregado, para un amigo que quería saber cómo siguió esta historia:

Desgraciadamente, la respuesta es muy corta. Mi papá trabajó años en cualquier cosa - la construcción del Palacio Salvo, la instalación de vías de tranvía, y un buen tiempo como guarda en esos mismos tranvías. Militaba en el partido y fue preso muchísimas veces.
Años más tarde, pudo empezar a trabajar de relojero.
Mientras tanto, mandaba todo lo que ganaba a Polonia y vivía como podía, en habitaciones de a varios y comida más o menos.

Cuando las cosas se pusieron feas trató de traérselos a todos, pero los hermanos se habían casado, tenían hijos (primitos y primitas míos) y las mujeres no podían dejar detrás a sus propios padres. Empezó el nazismo, pogroms, etc., pero los hermanos decían 'no nos va a pasar nada, acá en el pueblo nos conoce todo el mundo, nadie nos va a hacer daño'. Al tiempo se construyó cerca de ahí un campo de concentración, y se los llevaron. Murieron todos en las cámaras de gas. Una primita mía de 7 años también marchó, pero alguien que se salvó del campo, le dijo a mi papá que la nena había muerto de sarampión, unos días antes del gaseado . Me acuerdo que mi papá estaba contento porque la nena no había ido a las cámaras de gas. (gran alegría, supongo...). Igual, él se alegraba de eso.

Y cuando yo ya tuve uso de razón, lo primero que me explicó es 'cómo matarse sin siquiera sentirlo'. Era llenar la bañera, abrir el gas del calefón (que estaba en el baño, claro), meterse en el agua y así ... uno se moría sin darse cuenta, tranquilo y dormido.
Siempre supuse que eso era parte de su culpa del sobreviviente y que trataba de pensar que todos sus familiares habían muerto sin sufrir.