Saturday, July 8, 2017

Duchas con pierna rota

Duchas con una pierna rota.
Parece simple pero me exigió un gran entrenamiento y varias acciones para corregir el asunto. Nada, que con la pata rota, darse una ducha en una bañera obliga a una coordinación que suelo no tener.
1) Poner banquito en bañera seca, entrar con un pie pelado y el otro con la bota puesta, sacarme la bota ya dentro de la bañera, ponerla al costado, abrir el agua y maldecir por todo. Pensar en otras opciones.
2) Sentarme en el water/inodoro/taza/como-se-llame, pasar el traste lateralmente al borde de la bañera con el cuerpo plegado a la altura de la cintura, entrar la pierna sana, quedar a horcajadas con terror sin saber cómo seguir y al fin, con un pas de chat onda Lago de los Cisnes o hasta un vulgar plié pero sin mover los tobillos (eso es grave), levantar las piernas y el culo, cuerpo al aire, y en un único movimiento aterrizar en el banquillo de plástico que ya había metido en la bañera antes de siquiera intentar entrar. Pero recién ahí abrir el agua. Gran error.
3) Entrar y sentarse. Abrir la canilla, de espaldas, hasta que el agua salga por abajo aceptablemente caliente. Levantar el piripicho para que salga por la ducha y recibir en plena nuca el chorro helado del agua que queda entre la canilla de abajo y el duchero. Putear.
4) Reconocer el error, sacarme la bota afuera, quedarme parada en un pie, abrir la canilla, luego la ducha, conseguir que todo esté bien y cerrar todas las canillas. Recién ahí concretar el salto descrito previamente, para sentarme, abrir las llaves y lograr el agua calentita chorreando por todos lados. La vida es buena.
Salir no es más fácil. Digamos, es igual pero resbaloso.