Tuesday, October 18, 2016

Amigos de todo el mundo

Poca novedad, pero lo puse en Facebook.


Entre las varias chifladuras generadas por haber visto una sarta de Feliz Cumpleaños, tanto en FB público, como en mensajes privados, correos y llamadas telefónicas, se encuentra el poco original descubrimiento de cuánta gente diferente podemos conocer y querer en una vida bastante larga. Los firmantes no parecen tener absolutamente nada en común, y sin embargo…


Supongo que entre una de las ventajas de haber cambiado varias veces de marido, país y carrera, se encuentra la fauna amistosa que se va creando y agregando, por esos caminos del mundo.


La gente, cronológicamente: amigos del Zhitlovsky de antes y de siempre, compañera de banco de la escuela pública, amiguísimos de la etapa de liceo y Preparatorios de Ciencias Económicas, grupo de argentinos de mi primera estadía por allá - similares a los del Zhitlovsky y unos años de Facultad de Arquitectura de Buenos Aires, vuelta al Uruguay, recontra-amigos de Arquitectura en Montevideo, segunda tanda de amigos argentinos, viaje a los EEUU y allí/aquí, extranjeros que aparecen de todos lados.


Esto último me hizo conocer lo que nunca hubiera podido conseguir por el sur. No solamente amigos de Lingüística sino gente de todo el globo que fue a Chicago a estudiar eso mismo, vaya uno a saber por qué. No parece sensato, pero los hay y muchísimos.


Así, al barrer: amiga de Burundi (sí, casi puedo explicar algo de la diferencia entre Hutus y Tutzis), montones de chinos y japoneses, seguidos por hindúes de distintas castas (en realidad, no tan distintas. Los más pobres no llegan a los EEUU), paquistaníes (y la lucha entre India y Pakistán), latinos variopintos (puertorriqueña, guatemalteco, chilenos, mexicanos y varios españoles sueltos que seguramente no se consideran ‘latinos’), brasileros (idem), canadienses, europeos de todo calibre (de la ex-Yugoslavia que pasaron de trabajar en pronombres genéricos a especificar pronombres serbios, croatas y eslovenos, cosa que no puedo distinguir ni aunque me maten), checos, griegos, rusos, grupo de españoles que adoro, gente de Papua/New Guinea, esquimales, sordos y su idioma de signos y hasta nativos quasi normales de EEUU!


Entre estos nativos, debo reconocer a los muy cercanos: un cura católico que vive en una reserva de indígenas por el norte, una agente del FBI (mujer sensacional), algunos militantes políticos de países diferentes, y la emocionante reaparición, gracias a FB, de una tanda de gente de mi infancia viviendo en lugares delirantes (Australia, Israel, Japón, etc.).


No llego a ninguna conclusión interesante salvo el asombro de haber conocido a tantos geniales personajes y la alegría de haber aprendido algo de ellos (o eso espero).

Ahora, la eterna sensación. Una vez que me miro los pies y están en el suelo, podrían estar en cualquier lugar del mundo y serían esos mismos tan poco exóticos pies. Iguales a los pies de todos.

Monday, September 12, 2016

Holocausto y otras yerbas (otra vez pensando)

Dado que ayer fue Setiembre 11 (Allende en Chile en 1973, las torres gemelas en el 2001, Benghazi en el 2012) los diarios no nos permiten olvidar que ese día pasaron ‘cosas’.

Se me combinó con un artículo que leí hace poco, de alguien que recordaba lo que era en su casa el tema del Holocausto (O ‘der jurbn’, pero no ‘shoah’ ya que el hebreo moderno no había sido reinventado aún mientras sucedía).
¿Nuestros padres, hablaban de esto? ¿Cómo lo recordamos? Los padres y las madres lo hablaban igual o diferente?

Como es razonable, nuestros padres tenían visiones distintas de lo que habían vivido y de lo que debían contarle a sus hijos. Yo realmente no recuerdo a mi papá hablando de eso. Ya de más grande, me contó que la razón por la que tuve tíos y tías solamente de parte de mi mamá, es que TODA la familia de él había sido muerta en las cámaras de gas de un campo de concentración. Y también recuerdo que me dijo que estaba contento porque una primita mía de 7 años había muerto unos días antes de sarampión, por lo que se salvó del gas. Se lo dijo ‘un paisano’ de Brezne, que había sobrevivido ese campo y logró llegar a Uruguay. La culpa del sobreviviente no debe ser cosa fácil de llevar y hay que aferrarse a las alegrías que se puedan tener.

Mi mamá, en cambio, llegó a Uruguay con todos sus hermanos y hermanas (en un plazo de dos años habían logrado llegar los cinco). Tal vez eso la ayudó a sentirlo menos y a explicar más de lo necesario. Tampoco hablaba demasiado del tema, pero no le hacía ascos. ¿Cómo se le explica a una nueva generación lo que pasó en esos tiempos? ¿Cómo? Para mi, la guerra, siempre estuvo muy presente. El pesimismo siempre triunfa.

Digamos que en el Zhitlovsky tampoco recuerdo que se insistiera tanto en el tema (o lo borré). El Levantamiento del Ghetto de Varsovia del 19 de abril, eso sí porque era muestra de heroísmo. Me temo que los que construyeron el club no se sentían muy heroicos, precisamente por haber sobrevivido. Nunca digerí bien ese asunto. Seguramente algunos de los que lean esto, lo recordarán.

Las canciones de la ‘escuela idish’ (donde lo único que no necesitábamos aprender era idish, ya que eso se hablaba en las casas y lo teníamos como otro idioma nativo) nunca olvidaban el Himno de los Partisanos - que yo aparentemente siglos después se lo cantaba a mis hijos como canción de cuna, o al menos así lo recuerdan ellos, junto con el Himno a la Unidad Popular de Chile, vaya a saber por qué. El hecho es que mis hijos saben la música de los dos y dudo que sea por haberlo soñado. Gran madre, pobres...
En el coro del club también cantåbamos otras canciones más tenebrosas (¿alguien se acuerda de ‘Vintn’? Esa donde los ranchos de lata dejaban pasar el frío ruso y los niños pedían a coro ‘mamá, mamá, pan”?  Esa canción fue mi castigo. Mi mamá me la recordaba cada vez, diciendo “¿Ves, no te das cuenta que los niños pasaban hambre y vos no querés comer la comida tan rica que yo te cocino?”. Eso de que la comida fuera realmente rica, es tema de discusión. La respuesta era simplemente ‘no’. Es que esas palabras solían seguir con  “ Mi mamá se murió cuando yo era chiquita. Ojalá yo me muera pronto así sabés lo que es perder una madre tan buena como yo”.

Lo que sí recuerdo es el amor que mi papá sentía por Uruguay, y cómo me decía que, pasara lo que pasara, en Uruguay jamás sucedería lo que sucedió en Europa. No sé por qué lo tenía tan claro, pero me parece que no eran solamente palabras, que era directamente del corazón. Mi papá amaba al Uruguay.

Mi mamá, en cambio … en fin. Yo, en la escuela, ya en 5º año, como buena lora, era la abanderada. Y llegó no sé si el 18 de julio o el 25 de agosto (pleno invierno) y hubo celebración, como todos los años. La bandera pesaba un quintal. Sin que yo supiera, la maestra había hablado con mi mamá para felicitarla por mi abanderamiento y para invitarla a asomarse por la puertita para ver el enorme patio abierto donde se realizaría el acto. A los padres no se los invitaba porque se supone que tenían que trabajar, pero las madres eran unas vagas con tiempo libre. En mi casa trabajaban los dos a la par, por supuesto.

Mi mamá, furiosa. Y me chilló a mí, como correspondía. “¡¿Qué?! ¿Te creés que no tengo nada mejor que hacer que cerrar la joyería para ir a la escuela a ver como levantás un trapo sucio?”

Curiosamente, me dolió, aunque fuera un ritual vacío de contenido y que la bandera de mi escuela realmente no estaba inmaculada. Pero no me gustó - era parte de la personalidad de ella y de tomar lo positivo siempre para el lado de los tomates. Si pensás en lo negativo, nunca te vas a desilusionar. Yo aprendí de ella.

No recuerdo antisemitismo real. Mi papá siempre me decía: “En Uruguay puede haber antisemitas, pero no hay antisemitismo”. Yo era demasiado chica para entender la diferencia. Siempre estuve segura que Hitler aparecería en algún momento y que yo no debía preocuparme tanto por el futuro, porque sería bien cortito. La idea de la muerte cercana e inevitable.

Una vez, un compañero de clase (en realidad, un buen chico - aún recuerdo su nombre) se enojó por algo y me gritó “Judía de mierda”. Lo recuerdo como la única vez que alguien me dijo algo así y por supuesto, largué el moco. De ahí al gaseo, un solo paso. Traté de contårselo a la maestra (como siempre, yo, la lora) que me exigió que repitiera lo que me habían dicho. Sobándome los mocos me negué, diciendo que mi mamá no me dejaba usar esas palabras. La maestra entonces dijo “Bua, si no me lo decís, no te dijeron nada” y ahí quedó. Pensé que era cruel pero ahora me parece una buena aplicación de Makarenko. Si no se dice, no existe.

Volví a mi casa llorando y no me animé a contarle eso a nadie. Mala noche. Al día siguiente miré a ver si habían empezado a construir, por la calle Maldonado, algún edificio grande que pudiera semejarse a mi idea de un campo de concentración. Las 11 líneas de tranvías que pasaban por la calle no dejaban ver mucho, pero no, no había edificios grandes en construcción.

Fui a la escuela, temblando, pero al entrar a la clase, estaba mi compañera de banco María Isabel Palombo, con una sonrisa, ya sentada esperando. Y Susana Grela con dos chicles Bazooka en la boca, a repartir, ya masticados, entre cuatro de nosotras. La madre tenía kiosko y le había dicho que no podía llevarse paquetes sin abrir pero que ella podría comer lo que quisiera. Susana solucionó el problema a costa de destruirse la mandíbula. Todo se me curó en el momento y creo que no volví a tenerle miedo al Uruguay.

Monday, August 15, 2016

Rituales. Portillo's. Elecciones 2016

Rituales. Portillo's. Elecciones

Y cuando necesito escribir, tengo que hacerlo. Me dan vuelta las cosas en la cabeza y salen por los pies. Parezco tener una idea que se va desarrollando linearmente y termino con las piernas alrededor del cuello, la cabeza hacia un lado, pero las manos libres para poder teclear.

*Rituales,
*abrió un Portillo’s cerca de casa  
*elecciones en EEUU.
Creo que estos temas no tienen nada que ver entre sí, pero es no es problema mío.

Esta vez la cosa empezó con el tema de los rituales, y el casorio de mi hija. No sé si no tenemos rituales por ser ateos o por ser uruguayos, que es casi la misma cosa. Ahora que vivo en un país atorado por la religión, me doy cuenta de la importancia (o falta de) esos rituales desconocidos. Supongo que en Uruguay, los que se casan por iglesia o por jupe, también tienen todo en ese orden obligado que marca cada instancia de cambio. Pero gracias al viejo Batlle, que nos ofrendó una secularidad envidiable, para nosotros nada es obligatorio. (“Nosotros” somos Malalo y yo, y no pretendo enredar a otra gente con ideas posiblemente diferentes). Aguantamos una cruz en Bulevar Artigas, una estatua de Yemanya en la Rambla y un coreano sin bolas, genuflexionando. Y ya es demadiado. Los rituales me dan directamente en las pelotas.

En los varios casorios que atendimos por Chicago, existió el rigor. Por más divertidos que los quisieron hacer, la novia entra con el padre, el padre se la entrega al novio a punto ya de ser marido, viene la ceremonia religiosa (o no, ya que cualquiera saca un permiso en la internet y oficia, y el matrimonio resultante es tan válido como el mejor), los votos de fidelidad de los novios ya casados, y algunos comentarios de los familiares. Primer vals, con otra entrega del padre de la novia al novio, madres que también tienen que bailar, etc.

Como era obvio, Malalo no iba a entrar del brazo de esta novia y mucho menos entregársela a un novio desconocido. Que se entregue sola. Hubo una cierta intervención de los hermanos de los novios, pero no me puedo acordar si ellos entraron solos o acompañados. Me distraje, supongo, como de costumbre.

Pero los votos fueron interesantes, porque revivieron oralmente el día que se conocieron y cada uno dio su versión de cómo fue la cosa. Rashomon total. La versión de Flora fue de lo más pulcra, contando que entró a tomar un café cerca de la casa donde ella hacía babysitting, vio al que hacía el café, se interesó y se fijó a ver si había alguien que le pudiera dar algún dato. Vio a un buen señor con aspecto a dueño y se le acercó a preguntar si sabía si el muchacho que hacía el café estaba casado, comprometido, o al menos tenía una cierta libertad. El dueño - efectivamente era el dueño - muy contento le dijo que el chico se llamaba Chris y que estaba casi seguro que estaba libre. Flora se acercó a Chris y muy primorosamente le preguntó que si estaba libre esa noche ¿no podrían salir a tomar algo? Chris le contestó que estaba comprometido para esa noche, cosa que avergonzó a la niña, pero no tanto como para no dejarle una nota con su número de teléfono, por si algún día él tenía ganas de salir. Se fue a babysittear y unas horas después llegó una llamada donde Chris le decía que había solucionado el compromiso de la noche y podían salir a tomar algo. Y salieron.

La versión de Chris fue que una chiquilina se le acercó y le dijo: “Estoy de paso por acá pero voy a estar libre toda la noche. ¿No querés salir conmigo?” Digamos, oferta de amplio entendimiento.

El dueño, que estaba en el casorio, declaró que él recuerda como buena la versión de Flora y que Chris inventó todo. Lamentablemente, la versión que me dio Flora hace unos 9 años fue exactamente la versión de Chris. Mucho más razonable, como es obvio.

Y después de prometerse amor para siempre, empezaron a besarse mientras todos decíamos 'tenemos hambre’ y de ahí a comer. En realidad, fue una ceremonia linda que evitó los tropiezos mayores.

Ya bajo la carpa y con comida delante, empezaron los discursos de los padres de los novios. La madre de él había empezado la ceremonia, por lo que le tocó el turno al padre, hombre con un excelente sentido del humor.

Y ahí pasó Malalo, que había escrito un poema, del estilo que muchos le conocemos, cosa que resultó algo graciosa, dado que la concurrencia entendió poco gracias a la terrible pronunciación del inglés que en 40 años acá no logró mejorar. Y ahí agarré el micrófono y largué un discursito que aterrorizó tanto a Flora como a Gastón, que estuvieron a punto de saltar y sacarme de ahí en medio del tal, por el temor a que me salieran las guarangadas de costumbre. Pero me comporté como buena suegra y elogié todo lo que me pareció bien: agradecimiento a los consuegros por haber organizado eso sin nuestra ayuda y elogios a los novios por lo lindos, inteligentes y enamorados que eran. Fue recibido con grandes llantos por parte de la novia pero sin siquiera una lagrimita de parte mía. No se por qué.

Igual me puse a pensar en los rituales. No había caso. Metida en medio de una ceremonia, no religiosa ni demasiado seria, me intrigaba la razón del orden de los sucesos y lo bien que pudimos adaptarnos, o al menos aprender esa adaptación.

Por alguna razón recordé el casamiento de mi hermana, cuya suegra era judía religiosa y quiso jupe. Mi papá había organizado la fiesta para 500 personas en el Zhitlovsky, cosa que aseguraba que ni soñar en armar jupe ahí. Mi hermana declaró que todo le importaba un carajo y se armó carpa en el living comedor minúsculo del apartamento chiquito en la Ciudad Vieja, donde vivían los padres del novio. La suegra, bastante enojada por la ausencia de mi papá, le preguntó a mi mamá ‘¿Quién va a entrar a la novia? Tiene que ser el padre”. Mi mamá, con un sentido del humor desconocido en otras circunstancias, le contestó (en idish, por supuesto) algo así como ‘Si es necesario, el propio Mesías va a venir a entrarla’. Por lo que uno cualquiera de mis tíos agarró a mi hermana del brazo y la metió bajo la carpa para que esa ceremonia siguiera sin dramas. Creo que nunca le perdoné a mi hermana esa debilidad. Y no sé si alguien pensó que el padre debía haber sido más comprensivo y haberle dado el gusto a su mejetéineste. Siempre pensé que mi papá tuvo razón.

Como es obvio, nunca me casé con rituales de ningún tipo. Hubo un par de comilonas pero nada de entrar de blanco bajando las escaleras… A medida que se me agregaban matrimonios, cada vez hubo menos orden y progreso.

Pero ¿y Portillo? No hay caso, no somos nativos. El inmigrante sigue siendo inmigrante. Resulta que 35 años en Chicago no fueron suficientes para enterarnos que había una casa tradicional de franfruters. Portillo’s. Y que el dueño hace un par de años declaró que ya había trabajado demasiado y que bua. Casi se arma revolución. He aquí que hace un par de meses mi barrio estaba agitado, diciendo “Está abriendo un Portillo’s a pocas cuadras de acá! Y hasta tiene estacionamiento!”  Hoy decidimos ir a probarlo y vi la cara de emoción de Malalo. Pegó un mordizco y dijo “como de La Pasiva!”. Si, los franfruters, - que ahora para mi terror se llaman ‘panchos’ (eso de haber dejado que la palabra porteña ganara, me enojó. Lo único que falta es que en Uruguay empiecen a decir ‘inodoro’ en lugar de ‘batercló’) - son igualitos. Y hasta la mostaza es bastante parecida. Y fue hasta emocionante. O sea que si no volvimos a Uruguay, nos trajimos un pedacito de Uruguay para acá.

Pero ‘acá’ es un lugar problemåtico y estas elecciones de noviembre, complicadas. Dos candidatos, uno peor que el otro. Un maniático racista, misógino y guarango contra una mujer que representa lo peor del gobierno de los EEUU.

Vivir acá, para mí, tiene de fantástico algo que los uruguayos no tienen: diversidad. Ir por la calle y escuchar 10 idiomas por cuadra, no es tan raro. Tengo una amiga de Burundi, un guatemalteco, varios japoneses, un príncipe nigeriano que se quiere casar con una rusa, latinos varios, hindúes filósofos, la alemana, y bueno, algunos americanos.
Y los llamo ‘americanos’ porque así se llaman ellos a sí mismos y nadie tiene derecho a decirles que no deben llamarse así. Claro, tampoco los ‘americanos’ tienen derecho a decir que no podemos llamarlos ‘estadounidenses’ porque eso es cosa nuestra. No me entusiasma porque es como si otros nos llamaran a nosotros ‘republicanos’. No tiene sentido.

Pero esa virtud de tener gente de todo el mundo, se paga con otra idea muy americana. El “excepcionalismo”. Como uruguayos, siempre nos tiramos para atrás y andamos disculpándonos por no ser ni siquiera argentinos, sabiendo que por supuesto somos mejores que ellos. Pero acá realmente la gente cree que éste es el mejor país del mundo y que se lo merecen. El haberse desarrollado a costa de la esclavitud, suele olvidarse de a ratos. Y vivo en un país donde se palpa la colonización, la manipulación de Latinoamérica, el desprecio a Africa, el paternalismo con respecto a Europa (“nos sacamos de encima a los reyes en 1776 pero Europa todavía carga con la realeza”), la asquerosa relación de EEUU e Israel (claramente, los dos gobiernos se tienen agarrados por las bolas y se usan mutuamente), los drones enviados por Obama (el dichoso premio Nobel de la Paz, que Noruega podría exigir que se lo devuelvan) y esa idea de que hay que exportar la famosa democracia, que está algo más estropeada últimamente. Me siento culpable muchas veces, pero …

Como dije, los temas no están relacionados. Voy a ver si lo logro.

Tuesday, August 2, 2016

soy suegra

Recién graduada de suegra.
No tengo claro qué es. ¿Por qué tanto ritual para algo que no entiendo? Pero... hija se casó legítimamente, o sea que no me zafo.

Casamiento tipo yanqui, en jardín de padres de novio, entrada triunfal con novia angelical vestida de blanco (¡!), ceremonia divertida, parientes y amigos contentos.

Comestibles en camión con langostas directo desde N.York, carnes asadas, muchas ensaladas, picadillos y de postre, donuts.

Discursos casi salidos del alma. La mayoría escritos previamente y leídos, menos yo que a último momento me largué al ruedo y más o menos me defendí. En inglés. La joroba es que no hay palabra para consuegro/mejetunim (mejutn y mejetéineste). Hube de improvisar. (memo para mí: agregar videos de discursos nuestros).

Tengo que agregar poema de Malalo, cuando me lo mande. Excelente.

¿Y ahora? nada, todo sigue igual. Estamos de vuelta de un viaje precioso, con visita a la casa de la Cascada y todo. Molidos. Busco poema.

Ahí va.
Toast for the wedding of Chris and Flora

Miraculous saints from heaven
come in droves to help me talk.
My tongue is tied in knots
and my syllables scramble
in this day so longe dreaded.

It is difficult to rhyme
in this state of great distress.
There’s my baby in a white dress
while I develop my rumble
trying to finish on time.

This Chris Smith is plenty bold.   
Does he know that she is a lesbian?
………………..
No! I mean, that she is a thespian?
And her words on stage celestian,
proffered without preamble,
are well worth their weight in gold?

But,
look at whom my baby chose.
She is eloping with a painter,
the likes of Van Gogh but saner;
with his head he does not gamble
and keeps two ears to one nose.

But before I self destroy
I must say without confusion
I’m so happy for their fusion
that my toast became a shamble
but my heart explodes with joy!

So, let’s drink to love eternal
or however long its span,
as far as I know they plan
what I barely dare to mumble
get at it at pace infernal
………………………………….
until a baby comes out!

But, no pressure my children,
no pressure…  

let us drink!

Saturday, May 14, 2016

Baños para transgenders.

Necesito escribir.

Esa curiosas ganas que dan una tarde de lluvia, después de leer los diarios. ¿Nunca les pasó? ¿Querer escribir pero no saber qué? Una especie de necesidad física de usar los dos costados del cerebro, lo cual es imprescindible para teclear.

Las noticias de los diarios son tan asombrosas que no dan ni tema. Cuarto de baños que puedan usar los transgenders; candidato a presidente de Filipinas que se parece cada vez más a Trump; Trump propiamente dicho; la helada que se viene esta noche y si sería recomendable entrar las albahacas que planté apenas ayer…

Vayamos por partes.
Gran relajo porque Obama, en orden ejecutiva, declaró que los transgenders, en los institutos públicos de enseñanza, pueden mear donde se les antoje o esos institutos serán multados. .

Terror en los estados del sur -contrarios a esta medida ya que esto puede traer como única y lógica consecuencia ataques de hombres con pito a niñitas inocentes haciendo pichí -, porque si no cumplen, hay multa. ¿Hubo aunque sea un hecho donde haya aparecido alguna vez un problema en los baños? No, jamás. Pero ya empezamos suponiendo que ser transgender equivale a ser predador sexual, por supuesto.
Argumento de esos estados (Carolina del Norte, Texas, etc): al negarse a semejante oprobio el gobierno, con esa medida, en lugar de arreglar el asunto, logrará que los pobres  (y por lo general, negros) que tienen que ir a escuelas públicas tengan menos recursos para la educación. Fascinante. La culpa de todo esto es de los pobres y negros.

Quise averiguar cuántos transgenders realmente hay en los EEUU. Poco dato. Encontré “entre 500.000 y 5.000.000”. Siendo uruguaya, con nuestros apenas 3.5 millones de habitantes, esas cifras no me significan nada. Pero todo lo que se oye hoy en este país, es el asunto de los baños…

Y así, velozmente, se me fueron las ganas de escribir. En fin.



Thursday, April 7, 2016

72 vírgenes.

En el viaje a Marruecos hicimos demasiadas preguntas a nuestros guías, sobretodo sobre religión, el tirarse al suelo a rezar 5 veces por día y detalles varios que nos eran desconocidos. No siempre me sorprendí tanto como con el guía árabe en Marrakech, que además era filólogo… (y logré demostrar mi conocimiento sobre el único verbo en árabe que alguna vez estudié. “ktb” = escribir).

Con total desparpajo le preguntamos el asunto ese de las 72 vírgenes que le daban a cada mártir, apenas llegado al cielo de Allah después de una misión suicida.. Mi duda era de dónde sacaban tantas vírgenes.

Su respuesta: Cuando una mujer se muere, va al cielo y puede elegir. O se va a vivir con su propio esposo (supongo que éste tendría que estar ya muerto. En caso contrario, no sé qué explicación darán) o, si no quiere, puede decir que no. Asi, en ese momento, se transforma en Hurí y vuelve a ser virgen. Con eso tienen excelente material para reponer las necesarias.
Esas huríes (hay dudas sobre si son todas mujeres o no, pero esto es cosa de interpretación. También se sugiere que en realidad son ‘ångeles’ y todo está mal traducido) están así listas para servir a la causa. Y siguen constantemente recuperando la virginidad.

Iba a saltear el detalle de que una de las personas de nuestro grupo, muy suelta, dijo “Ah, son prostitutas!” cosa que hizo sudar al gentil guía turístico, y lo obligó a recordarle que dado que eran vírgenes, no podían ser nada de eso y que hiciera el favor de no ofender.

Recuerdo haber mirado al pobre hombre con un susto tal que no atiné a seguir preguntando sino que apenas balbuceé: “¿Ud. de veras cree en eso?” A lo que el buen señor contestó lo que probablemente siempre contesta: “¿ Y Uds. no creen en la Virgen María?”.  
Por supuesto aclaramos que tampoco creíamos en la tal pero que a mí me resultaba interesante eso de la virginidad y las religiones. Recordemos que en general las ofrendas a los dioses suelen ser vírgenes quemadas en las hogueras, de modo que lo del musulmanismo no es ni peor ni mejor que los otros pueblos o que el mismo cristianismo…
Lo interesante es cómo resolvieron el problema de escasez que existiría en condiciones normales.