Sunday, January 16, 2011

1999 - Viaje a Montreal (1) + coment. de Jorge

(Bobada que escribí una vez a la vuelta de un viaje a Montreal, a conocer uruguayos de un grupo de internet. Lo interesante es que seguimos 'charlando' todos los días, varias veces al día, con ese grupo de uruguayos. Y van 12 años de la cosa. La Barra, así la llamamos)

No se por donde empezar a darles esta noticia. La escribo porque todos deben saberla.
Montreal no existe. No hay tal ciudad. Nuestros estimados compatriotas creen que viven en un lugar, pero ese lugar es el único lugar virtual del mundo.
Si existiera, cómo puede ser que pasamos 4 días allí y no lo pudimos ver?

Pero vayamos por partes. Manuel y yo (Elisa, para los que no saben ni nuestros nombres) no somos los seres más organizados del mundo. Hubo un anuncio hace varios meses de la gente que vive en Montreal, enviada a Rodelú (una lista de uruguayos por el mundo), que estaban planificando una reunión allá para todos los que vivieran más o menos cerca y/o quisieran ir. Por supuesto, la idea me entusiasmó. Por lo tanto, después de haber avisado a los organizadores del encuentro que iríamos, nos dedicamos a lo nuestro y unos días antes del mentado encuentro, nos llegó un correo preguntando cuándo íbamos y así nos dimos cuenta que era hora de pensar en el viaje.

Apurada sacada de pasajes, lavada de ropa, mensajes a granel con AnneMarie (Ana Ma. para los yoruguas) y hasta un mensaje de Juan Espinoza nos hicieron creer que sí, que Montreal estaba donde el mapa decía que estaba.

Como volar allí era tan caro como ir a Europa (claro, es caro ir a un lugar imaginario), decidimos ir en avión a Nva. York, alquilar un autito, y tomarnos un largo día para manejar desde N.York hasta Montreal. Pero hacía falta hotel, por supuesto. Empezamos a averiguar por hoteles, y no había. Todo ocupado. Al no haber ciudad, ¡cómo iba a haber hoteles!

Pero con gran voluntad, Ana nos consiguió lugar en uno, gracias a que su hermana trabajaba ahí. Me los imagino. Ana y Luis - con su mujer Doris- reunidos diciendo: "Che, vienen unos monos que jamás nos escribieron ni sabemos quienes son y no hay perro que los conozca" (esto dicho sin humor de referirse a la gente de Montreal, grandes personas ellas, de gran valor humano, no perruno). "Vamos a ponerlos en algún hotel lo más lejos posible de todos nosotros", seguramente dijeron. Y mirando el mapa, ahora me doy cuenta que lo lograron. Nos consiguieron habitación en un lugar totalmente en diagonal de la casa de los Espinoza - si miramos el mapa entero-, casa que era el lugar de la pre-reunión.

Hotel muy pituco, lleno de juguetes, salto de cama/salida de baño de esas blancas y esponjosas que dan ganas de afanarse, lustradora eléctrica de zapatos - todos los días prolijamente nos calzábamos las alpargatas y le pegábamos una lustrada que ni les digo. Brillantes nos quedaron las uñas de los dedos gordos . La gente nos veía y gritaba: "la lumière vil, la lumière vil" (luz mala, pa' los amigos, que eso de que en Quebec son bilingües, es mentira. Purito francés, y no del que aprendimos en el liceo hace 30 años. Bue, 40. ¡Y no hay vueltas!), balanza en el baño al lado del batercló - para pesarse antes y después de miar, supongo - y al costado de la pileta, jabones y cremitas y shampooes y algodoncitos para sacarse el maquillaje y hasta esos palitos con algodones para limpiarse las orejas cuando te pican!!!!!. En fin, como para mantenernos ocupados en el hotel sin ganas de salir.

Llegó la tan ansiada noche del primer encuentro y nos empiezan a dar instrucciones de cómo llegar a lo de los Espinoza. Bua, solo me acuerdo que después de media hora de instrucciones había que llegar a la calle Perras. ¿Uds. lo pueden creer? Perras, así como suena. ¿A quién se le ocurre ponerle nombre de bicho? Y todas las demás calles tienen nombres de Santos!!!!!!
San Esto, Santa lo otro, y así. Ta, que nos perdimos como chanchos y terminamos preguntándole a un buen señor gordo que no tenía ni la menor idea de Uruguay, ni entendía nuestro fantástico inglés, ni sabía que carajo le estábamos preguntando. Al final, logramos llegar.

Empezaron a llegar todos y le empezamos a poner nombres a las caras y viceversa, porque claro, no conocíamos a nadie, ni de nombre. Genial, todo muy lindo, bien organizadito, excelente pizza (Doris, pizzero italiano bárbaro te conseguiste!), pastel de jamón y queso, pastelitos de otro tipo, cosas a remojar, en fin, un cumpleaños total. Y con torta bañada y decorada con los colores de la bandera uruguaya, que fue una bomba!

Nosotros, con la boca abierta, contentos de estar entre uruguayos. Pero había que volver al hotel, lo que implicaba autopistas de Montreal, sin casas por ningún lado. ¿Cómo puedo explicar qué es lo que se necesita para crear una autopista en Montreal? No mucho. Agarren una calle cualquiera, levántenle unos muritos de diez cm., declárenla y pónganle de nombre "autopista X", dejen que haya millones de entradas, cuestión de trancar bien el tráfico, y ninguna salida visible.

Imagínense 18 de Julio, y uds. tratando de salir en Andes. Hay salida, pero el letrero lo ven un metro antes de la tal, y justito, pestañean y zas, la próxima, el Obelisco y eso con suerte. Nos perdimos en los lugares más disparatados. Montreal sólo tiene encajonadoras y galpones. Casas, ninguna. Gente a la que preguntar, nada. Y la autopista, por allá, lejana, inexistente.

Nosotros con la paranoia de Chicago, donde no abrís la ventanilla para preguntar el camino ni por casualidad porque nunca sabés en qué barrio te van a ametrallar, quedamos duritos en el auto, con el mapa en la mano. Al fin llegamos al hotel y llegó el otro día, y nosotros listos por fin para ver la ciudad con los nuevos amigos.

Llegó la hora, nos perdimos como corresponde, por culpa del conserje esta vez - estábamos en el Hilton cerca del aeropuerto y preguntamos cómo llegar al Hilton del centro, o sea que no era la pregunta de los 10 millones de Mejoral. La respuesta genial fue (rápidamente y en francés, claro) - tomen la autopista San no se qué, doblen en Santa no se cuánto, y allí (gesto amplio, alto), está el Hilton. Minga. No hubo caso. No es ningún edificio enorme y hubo que dar más vueltas que perro alrededor de árbol para encontrarlo.

Y vino Juan como guía. Fuimos al viejo Montreal, vimos las tres cuadras que tiene, dimos media vuelta, y se había terminado! Precioso lugar, algo chico, eso sí. Ciudad tranquila. La iglesia linda cobraba entrada, así que todos nos fuimos a nuestras respectivas moradas a bañarnos para la fiesta de la noche. Allí ya habíamos conocido a Elida, que no quería caminar porque se cansaba (y dos días más tarde ¡se puso a bailar salsa y merengue como una diosa!), y empezamos a reconocer caras conocidas.

La fiesta de la noche, en el café Español, 21 uruguayos comiendo comida típica: ¡¡¡¡¡ pescaditos con ensalada !!!!! Y no había baile, porque no era el día adecuado. Lo más genial fue la pregunta que me hizo Herb, el marido de Nellyta la Gauchita. "Dígame, - dijo en su inglés alemanado- Ud. parece una persona normal - (yo miré alrededor a ver a quién le hablaba y sí, me estaba hablando a mí. El buen hombre evidentemente no me conoce). ¿A Ud., esto le parece normal?"

Volví a mirar a los uruguayos comiendo pescado y estuve a punto de decir que no, que había un problema, que somos más bien carnívoros, que el pescadito... pero pensé que esa no era la pregunta. Lo hice seguir hablando a ver si entendía. - " ¿A Ud. le parece que es normal que se junte un grupo de gente que no sólo no se conoce entre sí, sino que no tienen nada en común"?

Me quedé pensando. Algo de razón tenía. Pero algo nos había hecho juntar y sentirnos 'como en casa'. Y le contesté que en realidad, todos los de ese grupo teníamos dos cosas en común. Primera: éramos todos uruguayos y no somos un pueblo sino una tribu, con todo lo que eso significa en cuanto a conocer los códigos y las relaciones. La segunda tal vez sea más complicada pero totalmente razonable: éramos uruguayos emigrantes y ser emigrante nos da a cada uno, una idea de lo que los demás pasaron, de lo que se siente, de lo que perdimos, de lo que ganamos, de lo que se está discutiendo ahora sobre el racismo y la discriminación, de que nunca vamos a volver a ser lo que hubiéramos sido si no hubiéramos salido del país (me niego a llamarlo 'el paisito'). No se si lo convencí, pero al menos me convencí yo misma y toda esa gente se hizo amiga instantáneamente, y estoy segura que para siempre.

Les tendría que seguir contando que al otro día nos sacaron a pasear, ¿pero dónde? a un lugar fuera de Montreal, claro, para que no nos diéramos cuenta que la ciudad no existe. Fuimos a Magog, de picnic, e instantáneamente se puso a llover, como corresponde. Lindo lugar. La lluvia estropeó un poco la cosa, pero ¡estábamos todos contentos!

Alguien ya les contará del uruguayo desconocido, de ojos azules que estaba por ahí, que todas las niñas quisimos que entrara en Rodelú pero no hubo caso, de un cierto viaje de vuelta algo complicado porque no todos manejamos igual y algunos habían tomado más cerveza que otros, de la organización de un excelentísimo asado el día siguiente, para el cual hubo que agarrar a Gustavo que como comedor de carne tres veces al día tenía cara de desesperado frente a las pizzitas, los brocolis, los vegetalitos, etc., ese asado genial con todo lo necesario que, aunque no planificado los Espinoza no se negaron a tener ya que la casa de ellos es perfecta para eso, y el problemita de que mucha carne y vino, te maman. Sobre todo la carne. Y mamados, mucha gente empieza a hablar de lo prohibido: política. Y me saco el sombrero frente a Dany que tuvo el buen criterio de simplemente irse cuando las cosas pasaron a ser lo que no debían.

Y también ahora declaro entender lo que siempre me había molestado de Rodelú, esas prohibiciones de hablar de ciertos temas, porque siempre tendría que ser posible hablar aunque algunos no tengan interés en escuchar. Y saludo a Nelcis y Ricardo, también encantada de haber podido charlar un rato 'a la uruguaya', aunque tal vez estuvo fuera de lugar. Y ahora creo que las prohibiciones en Rodelú tienen su razón de ser.

Como esto ya se hizo demasiado largo, y Uds. están por matarme, dejo que el grandioso Gustavo cuente personalmente los defectos de los baterclós canadienses - que él mismo comprobó -, la comilona en lo de Ana en la isla sin salida ("no agarren la autopista al centro ni al puente y con eso van bien", nos dijeron, y así llegamos a una bifurcación en el camino que tenía dos únicos letreros: de un lado, al centro, del otro, al puente, y bue, a perderse de nuevo, total...), los paseos, las charlas, una cantidad de cosas que - no me quiero poner romanticona porque lo odio, pero...- sí, claramente, es normal que un grupo de uruguayos se junte y tengan lo que decirse y se queden con las ganas de más, de conocerse mejor, de juntarse pronto porque somos amigos, de... pero los demás se juntaron en Massachussets una semana más tarde y nosotros no pudimos! teníamos pasaje de vuelta y ya estamos en Chicago ayudando a nuestra hija a mudarse y esas cosas. Y ya empezamos a planear el próximo encuentro, aunque no sabemos bien dónde. ¿Chicago? ¿New Jersey en alguna playita? No se dónde, pero que se hace, se hace.

Y un enorme beso a los que conocí, y de paso a todos los que lean esto, aunque no los conozca todavía.
>
> elisa
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8-31-99
A Jorge:

¿Qué me vas a criticar de lo que escribí sobre Montreal? ¿Demasiado largo? No, no lo revisé. Mandé lo que me salió de entrada. Creo que nadie va a entender nada. Sólo la gente que estuvo en Montreal. Y bue.

elisa/uruguay/chicago

De Jorge:
9-2-99
Todo lo contrario. Demasiado, demasiado corto. Por eso resulta confuso en muchas partes. Tenés mucho para decir, pero das sólo titulares, como si tuvieras que pagar como en los telegramas. Me gustaría mucho conocer la historia completa, pero está visto que te cuesta mucho levantar esa prohibición de escribir. Si querés ser breve (no sé por qué querés, o querrías, pero si querés, digo) tenés que limitarte a un pequeño, minúsculo aspecto de la historia, y desarrollarlo del modo más completo posible.
Después, otro día quizás, otro aspecto, y así.
Cariños, Jorge.


jvarlott@adinet.com.uy

1997 - Jorge y las traducciones de sus libros.

De Elisa: (aparentemente, Manuel estaba en Uruguay)
Si alguien, en un momento de chifladura, te ofreciera comenzar a intentar a traducir uno de tus libros, o cuentos, o qué carajo, cuál elegirías??? En algunos momentos de poca lucidez, me da gana de intentarlo, aunque sé que el teclado me sería arrancado de las manos de inmediato por un fervoroso Manuel, que para demostrar su superioridad, haria una traducción mejorada e indudablemente mucho más compleja que tu mismo original. De todos modos, necesitaría tu opinión, y si no tenemos aquí el libro, Manuel debería conseguirlo antes de irse, y si no existe en Montevideo, procurarlo de cualquier manera. ¿Sí?

(Y acá venía un largo comentario sobre racismo, Ebonics - inglés negro - y temas varios.)


From jvarlott@adinet.com.uy Sun Jan 5 21:46:07 1997
To: Elisa Steinberg
Subject: Re: Vives?


Vamos por partes:

Asunto Manuel. Finalmente llamó, y nos vimos. Sé todo acerca de los temas más importantes de la genetica ------entre otras cosas. Es notable el aspecto divulgador del Manuel. Creo que desperdicié mi vida no dedicándome a la investigación, y que ahora trato de compensarlo hurgando en la computadora, pero no es lo mismo.

Fin de esta parte.

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To: Elisa Steinberg
Subject: Re: Vives?

>Si alguien, en un momento de chifladura, te ofreciera comenzar a intentar a
>traducir uno de tus libros, o cuentos, o carajos, ¿cuál elegirías? En
>algunos momentos de poca lucidez, me da gana de intentarlo


Estaría muy bueno, para mí, que lo intentaras; y creo que quien debe decidir qué traducir, es el traductor, de modo que se meta en algo que realmente le interese. Yo no tengo manera de juzgar qué puede ser más traducible, etc. Creo que hay que dejarse guiar por lo que a uno se le ocurre hacer.

El asunto de ebonics es endiabladamente difícil; y eso pasa por haber practicado la esclavitud. Ahora los negros tienen que estar intoxicándose con el smog de EE. UU., en lugar de estar en su Africa natal,disfrutando de las masacres y las guerras tribales.



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From esteinbe@midway.uchicago.edu Mon Jan 6 22:37:47 1997
To: jvarlott@adinet.com.uy
Subject: Re: Vives?

No estoy de acuerdo con que la elección debe ser totalmente a cuenta del traductor. Seguro tenés hijos favoritos, o temas que creés te representan mejor que otros, y como a mí, todo lo que vos escribís me importa el mismo carajo, acepto sugerencias.

Cariñosamente, elisa.

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From jvarlott@adinet.com.uy Tue Jan 7 01:04:23 1997
To: Elisa Steinberg
Subject: Re: Vives?


No tengo hijos favoritos.

Jorge