Wednesday, February 9, 2011

Moishe

Moishe. (no es su verdadero nombre, pero …)
(Trascribo como R esa gutural que se usa en idish pero no en castellano. También conviene recordar la diferencia entre ‘v’ y ‘b’ como si fueran sonidos diferentes, que lo son en muchos idiomas, pero no en el nuestro).


Recuerdo con cariño a ese personaje que nos hacía reir tanto, con su personalidad y su terrible pronunciación del castellano. Los años en Uruguay no lo cambiaron en absoluto.

Apenas lo veías, inmediatamente se presentaba con un “¿QueRés veR mi Rosa?” Como muy poca gente tenía la osadía de negarse, él inmediatamente se levantaba la camisa para mostrar una enorme cicatriz redonda con un centro bien marcado y aclaraba: “Esto fue la ciRugía después de mi oclusión intestinal. PoRque yo tengo pRoblemas, sabe?”. Sí, sabíamos. Y si no, él pasaba a explicar los detalles.

Una noche, en Las Toscas, cenando con la flia. de él y la mía, se levanta, apoya las manos en la mesa y avisa “Boino, voy a veR si voy del kveRpo…” Y allá desaparece, pero vuelve a la hora de los postres. Se sienta, con un gran suspiro, y anuncia “No foi como yo pensava, peRo…”.

A veces salía a pasear por ‘la CoRdillera SaRandí’, porque le gustaba ver a los pescadores.

La playa de Las Toscas tiene varias virtudes y una de ellas son las dunas, que se suelen utilizar como cuarto de baño, ya que la tecnología no llegó hasta allí a proveer algo más sofisticado. Y ahí iba Moishe, varias veces por día, “…a veR si esta vez tengo sueRte”.

Cierto año conoció a una buena señora y se veían todos los días en la playa. Al poco tiempo, ya enamorados, se levantaban juntos, se tomaban las manos, e iban camino a las dunas, con cara de gran felicidad. Volvían con cara de alivio. ("Amor intestinal", como lo bautizó Leonardo). Se casó con esa señora, pero las cosas no fueron muy bien y unos años después se separaron y tuvieron una seria pelea frente a nosotros por un cierto tacho de plástico verde que ella decía que había sido aporte suyo y él insistía que siempre había sido de él. Mal fin de una hermosa relación.

Mi mejor recuerdo fue un largo monólogo, un día que lo encontré en la Mutualista. Se veía muy agitado y le pregunté qué le pasaba. Su respuesta fue :” Foi a casa de mi hija MaRía, y después salí, me caí antes de subiR a un ómnibus y me apuRé paRa veniR acá y vengo peR un Riñón, peRo no se hace.”
“Moishe”, le dije, bastante preocupada, “¿Qué le pasó en el riñón?”
“¡PeRo ya te lo dije! Foi a veR a MaRía, me caí, y ahoRa vengo acá peR un Riñón, peRo no se hace.”
“Moishe, por favor, dígame ¿qué le pasó en el riñón?”
“¿Qué Riñón, qué Riñón?. ¿Sos boba vos? Vengo paRa un Riñón de Comisión DiRectiva y ahoRa no se hace!”