Monday, October 27, 2014

No sé qué pasó acá

... pero la página está vacía. Mantengámosla así.

¿Racismo?

¿Racismo o no? A veces los recuerdos llegan en momentos adecuados. Los que me conocen saben que vivo en Chicago, pero mi familia previa está toda en Uruguay.

 Cuando mi hija, acá, a la madura edad de 17 años tuvo su primer novio, se lo contamos a todo el mundo en nuestro viaje anual a Mdeo. Mi hermana quería más datos y preguntó: Ah ... emmm... el muchacho … es … cómo se dice … ¿uruguayo?

 Pocas cosas tienen menos sentido que esperar ennoviarse en los EEUU con un uruguayo, pero claramente esa no fue la pregunta. Gracias a la total falta de diversidad étnica en nuestro país, lo de ‘uruguayo’ era claramente una metáfora. ¿De qué? De “goy”, por supuesto. En Uruguay, o tenemos un novio de la colectividad, o es un ‘uruguayo’. Mi marido, para mi familia, siempre fue ‘un uruguayo’.

 Me encantan los niveles de posible racismo en la descripción. El hecho es que para describir, necesitamos palabras, pero empiezan a sonar molestas. Yo ni puedo usar la palabra ‘negro’ en inglés para describir a alguien, bueno, digamos, “negro”. No es que no debo, es que realmente no puedo. Se me tranca en la garganta. Es uno de los casos en que la palabra se vuelve prohibida porque realmente significa algo más que la pura semántica. Si concientizamos lo que decimos, tal vez podamos reconocer el racismo cuando lo hay.