Monday, June 25, 2012

Multiculturas en los EEUU

Multiculturas en los EEUU.


Una de las cosas más fascinantes para mí en este país es la multitud de grupos étnicos diferentes que aparentemente conviven, con o sin problemas.

Ayer en el gimnasio, donde mi vecina (que cumple 80 años en diciembre) y yo tenemos a medias un entrenador personal, había un hombre con cara furiosa levantando pesas y se le veía en el brazo un tatuaje de letras en el alfabeto hebreo/idish. Mi vecina se moría por saber qué decía, y yo vi las letras pero ni idea de la palabra total en hebreo. Lo que vi fue ‘d v d’. No pensé que fuera publicidad gratuita de películas para televisión, por lo que simplemente me acerqué y le pregunté. El tipo, que tenía aspecto fiero cuando tenía las pesas en el aire, resultó un buen muchacho que enseguida me preguntó si conozco ese alfabeto. Le dije que sí y me dijo que el tatuaje decía ‘dovid’, que era el nombre de su padre. Ah, bueno. Enseguida le pregunté de dónde era él. Esa pregunta es terriblemente común en los EEUU, pero casi desconocida en Uruguay, donde todo el mundo es de Montevideo, parece…

Me dijo que él era cruza (todos decimos lo mismo) porque su padre era húngaro israelí, su madre mexicana, él nació en – no puedo recordar el país, pero era lejos y nada relacionado a su familia – y su esposa es polaca pero cristiana. Difícil declarar ‘yo soy xx’.

Por supuesto me preguntó de dónde soy yo, y la cantinela es ‘nací en Uruguay, padres polacos judíos que emigraron en los años 20, y marido mitá español, mitá italiano, pero no judío’. Como ven, cuando alguien me pregunta de dónde soy, tampoco tengo una respuesta corta. Realmente, la mezcla de etnicidades, idiomas, culturas, da resultados interesantes.

Desde el gimnasio salí a dar un tour de arquitectura, cosa que suelo hacer los viernes. Como ese día me salvé porque había menos gente, ya que estaba en el centro decidí ‘ir de compras’.

El resultado es siempre el mismo: entro a muchísimas tiendas, me pruebo de todo y no compro nada, porque ni necesito ni me queda bien. Recuerden que aquí todos los lugares son sin empleados, - vos mismo buscás lo que querés y vas a los probadores, así que no jorobo a nadie con mi indecisión.

Y llego a un lugar interesante, donde venden todas las cosas de marca que, por falta de talles, no pudieron vender en la tienda pituca central. Como de costumbre estaba lleno de gente, con cola para entrar al vestidor. Hay además, grandes espejos por todos lados y ahí me veo a una musulmana, vestida con su armadura total, con una ranura a la altura de los ojos por la cual podía mirar. Estaba en la zona de vestidos de fiesta, y muy tranquilamente los agarraba de a uno, plateados, sin espalda ni tiradores, y se lo probaba delante del espejo. No pude entender si pensaba comprar y usar algo así (tendría que llamar a la policía para defenderse porque su familia la mataría de pura vergüenza), si lo usaría encima del atuendo negro, o tal vez debajo, para atraer a su marido con métodos bastante comerciales. Lo cierto es que no sabemos lo suficiente de otras culturas en el mundo.

Al volver, cerca de una esquina tengo delante a dos buenas señoras, una que apenas caminaba y la otra con un bastón para poder moverse. Las paso y enseguida escucho desde atrás unos gritos. Una de las señoras que se estaba cayendo hacia atrás (en una caída más bien lenta, tratando de no romperse la crisma), tenía encima un hombre, que estaba también cayendo con ella.

Desde el suelo, el hombre levantó los brazos al aire para que se viera que no trataba de hacer nada, y que todos los que llegamos corriendo a ayudar a ‘que un negro no le robara a una anciana blanca la cartera’, estábamos totalmente equivocados.

La señora desde el suelo se puso a gritar que todo estaba bien, que lo que había sucedido fue que al caer se le levantó el bastón y con el mango curvo enganchó la pierna de un señor – de edad mediana, negro – que estaba en la parada del ómnibus. Así enganchado se cayó, directamente encima de la señora.  Me dio mucha vergüenza haber sido parte de la patota que lo primero que pensamos era lo tradicionalmente esperado. Negro ladrón, viejita blanca buena. Es que uno en este país aprende a ser racista.

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