Tuesday, December 12, 2017

feminismo en los EEUU

2017 Diciembre: política interna en los EEUU (Roy Moore)

Cuando uno vive en un país y hay temas de los cuales se habla día y noche, cree que el resto del mundo también lo sabe y es de lo que todos hablan en la cena. Claro, no es así. Fuera de Uruguay nadie sabe ni qué es el Frente Ampiio, fuera de España poco de Cataluña independiente, fuera de Siria poco de violaciones sexuales a hombres como cosa normal, y así vamos. Darfur, Yemen, Sudán, los Rohingia, y todo lo demás. Fuera de la zona, se lee como si fuera una película y no la realidad. Quiero ver si puedo explicar en pocas palabras algo que se está viviendo en los EEUU como si no fuera cosa de todos los días.

Ahora, en EEUU hay un presidente insólito. Donald Trump. (Recordemos que en este momento los Republicanos son los malos y los Demócratas los buenos, cosa ya complicada de por sí). Todo lo malo que puedo decir de él, va a ser poco. Es imposible describirlo. Está en contra de todo lo que cualquier ser humano puede creer que alguien en ese cargo, sea y haga. Ordinario, con la boca llena de insultos, narcisista al máximo, despreciando hacia todos los que no le dediquen elogios a sí mismo. Y prepotente tanto como burro. De diplomacia, no sabe ni el nombre.

Desde hacerse el religioso para ganar votos, decir que los inmigrantes mexicanos son violadores, que un juez de apellido hispano ‘no puede ser imparcial’, que los padres musulmanes de un soldado muerto son miedosos ya que la madre no habló en público porque la religión se lo impide, que John McCain (republicano de nacimiento, que cayó preso en Vietnam, fue torturado y pasó años en la cárcel) “es un héroe porque cayó preso. Yo prefiero a los que no caen presos”, que el calentamiento global es invento de China, que está eliminando bosques importantes para que se pueda buscar más petróleo, que las mujeres son irresistibles ya que “siempre tengo que andar con pastillitas de menta en el bolsillo porque si aparece una linda, tengo que besarla, y como soy célebre, se dejan agarrar por la cachucha” (traducción libre de esta última palabra, mía, por supuesto. Definan ‘pussy’).

Puso ministros en los gabinetes, exactamente en contra de lo que ese gabinete representa (dueña de escuelas privadas como ministra de Educación, hombre que quería cerrar el departamento de energía en Energía, médico que había sido candidato a presidente en el Ministerio de Salud, a lo que el candidato se negó “porque no estoy preparado”, Bueno, y qué tal Vivienda y Obra Pública? “Ah, eso sí”. Y muchos etcéteras.

Como puso de abogado general de la nación a otra joyita, Sessions, que era senador de Alabama, hoy hay elecciones para sustituirlo en el Senado. Y el candidato republicano -Roy Moore-  es otro ser de un mundo repugnante.
Existe en el medio de los Bautistas Fundamentalistas del sur (cosa que habría que explicar). Tiene el apoyo de Bannon y de Breibart (agencia pro-Nazi y anti-aborto, o más bien anti-todo).

Trae como curriculum el haber metido una roca con los 10 Mandamientos en el edificio judicial de Montgomery, no cree en la separación de iglesia y estado, Islam es una religión falsa, hay que matar a los homosexuales (o curarlos), no acepta la existencia misma de los transexuales, apoya el portar armas por parte de cualquiera (y hasta sacó un revólver en medio de un discurso para demostrar lo hermoso que es), está en contra de mujeres en cargos políticos, y lo mejor: admite el acoso sexual y él mismo asaltó a niñas de 14 a 16 años “pero por lo general les pide permiso a las madres”. Apoya a quien quiere que se permita el matrimonio con menores. En la galería comercial de su ciudad le prohibieron la entrada dos veces, por no dejar en paz a las chiquilinas. Más de una docena de mujeres lo acusan de ataques, pero él insiste que es todo mentira, y que es un buen hombre.

Entiendo que lo del acoso a las mujeres es un tema difícil. Por supuesto está lo de ‘ella dijo pero él dijo’, que no siempre se sabe cómo pasó y que es muy difícil que la víctima se anime a declarar lo sucedido, por miedo, por vergüenza, o por no tener ni dónde denunciar porque no le creen.

Ahora parece estarse dando un cambio que se verá si funciona o no. Las mujeres atacadas por Roy Moore y por Trump, están saliendo a la calle (o sea a la televisión) a decir lo que les pasó. Como nadie les dio pelota, se juntaron y armaron un grupo que aparece al menos públicamente, para que se sepa lo que sufrieron. Y esto es un paso que nadie esperaba.

Ese tema me revolvió muchas veces, porque en Uruguay se da y la gente parece creerle solamente a las mujeres después de muertas. Nadie se da cuenta lo difícil que es ser joven, mujer y andar por la calle. Todo lo que se habla de los ‘piropos’ es poco. No digo que todos los hombres son cerdos, pero sí, ahora me temo que todos lo son, salvo los muy tímidos.

Mis recuerdos van en el camino de casa al liceo, cuando yo tenía 11 a 14 años. Siempre hice apuestas contra mí misma (soy vivísima, porque obviamente siempre gano). Recuerdo haber apostado que en las cuadras desde Río Branco y Maldonado, hasta Colonia y Convención, habría al menos un hombre, (uno solo, no pedía tanto!) que no pasara y me dijera una guarangada. No, no pude salvarme de eso jamás. Todos sentían la estúpida necesidad de comentar. Todos, en serio. Y nunca pude entender el por qué. Yo no medía ni metro y medio y pesaba 40 kilos. Mi mamá siempre me decía que era espantosa y jamás conseguiría marido por falta de tetas y ella se tendría que clavar conmigo hasta su muerte. Y a pesar de todo lo repugnante que me decían los hombres que pasaban, a quién le voy a creer? A ellos o a una madre? Sin dudas, madre.

Llegué a la conclusión que todos los pedófilos de Montevideo se juntaban en al calle Río Branco, justo a la hora en que yo iba al liceo. El acoso no terminaba ahí. Hasta mis amigos del liceo sentían que era totalmente legítimo decir lo que no quería escuchar. Por supuesto hay diferencia entre el flirteo, “qué linda sos” vs “si te agarro sola te …. con descripciones claras de lo que me harían. Guardias de ómnibus y tranvía que se paraban atrás mío y me refregaban el pito duro para que lo sintiera. Muchachos que me pellizcaban mis inexistentes tetas por la calle, solamente por vaya a saber qué placer les causaba esto. Era una molestia diaria, y lo peor, acostumbrada. Y ni que hablar que jamás se lo dije a nadie porque ‘la culpa seguramente era mía’ o ‘el mundo es así’.

Y ahora ese tema, acá, se empezó a discutir en voz alta. No creo que haya una explosión y que de un día para otro los hombres se den cuenta que el sadismo no es bueno. Que tenemos derecho a caminar sin insultos ni promesas guarangas, que las chicas jóvenes tienen sentimientos inmaduros y no hay necesidad de destruirlas. Que los malos recuerdos duran para siempre. Veremos si las mujeres se pueden juntar y pelear contra lo que se supone que era la normalidad.

Una pregunta es “¿por qué pasa esto justo ahora?”. Hoy leí un comentario que decía que el mismo mecanismo que hizo que Trump ganara, es lo que hace que las mujeres ahora se rebelen contra los ataques. Que Trump ganó porque los votantes estaban hartos del status quo y votaron a cualquiera que estuviera fuera de lo normal, aunque el resultado fuera terrible y  en contra de sus propias necesidades. Hombres blancos, evangelistas, rabiosos por la pobreza. (Problema: también lo votaron mujeres, negros y latinos. Quisiera entender esto). Pero que la rebelión de las mujeres acosadas, ahora, tiene las mismas raíces. Estamos hartas del mundo machista y de ser siempre objetos de segunda categoría.

Por supuesto tendría que largar alguna cláusula más interesante, pero hasta aquí llega la bronca y la sensación de tener las manos atadas. No quiero que a mi hija la ataque un director de cine, o un político cualquiera, y que tenga que aceptarlo si no, no va a poder seguir la carrera. No sabemos qué pasará y ni siquiera si algo va a pasar, pero al menos está públicamente dicho.

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