Saturday, January 15, 2011

1999 - Puro Jorge - cuentos, relatos, novelas

>At 17:15 07/07/99 -0700, you wrote:
>>Estás de acuerdo?


Bastante. El cuento es un género que respeto mucho, tal vez porque yo no sé escribir cuentos. A mis textos que no son novelas, prefiero designarlos como "relatos" y no "cuentos". Al respecto, te envío un"ensayito" escrito a pedido; "sólo para tus ojos", porque es inédito, y nosé si se publicará pero prometí exclusividad de su publicación (para una antología especial de un profesor de USA).


Saludos, Jorge.

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De cuentos y novelas/ Mario Levrero


De acuerdo con mi experiencia, el cuento tiene su origen en una forma de inspiración completamente distinta de aquella que da origen a la novela. Pero antes de generar inútiles polémicas por una cuestión de términos, conviene definirlos: el cuento, desde mi punto de vista, es una forma muyexigente de narración, con una estructura más bien rígida y un máximo de economía; el cuento tiende a la perfección. La novela, en cambio, es substancialmente tiempo que transcurre, sin otra exigencia que la habilidad de retener al lector. En las líneas que siguen tal vez se haga más claro lo que intento decir; por el momento me basta con que se entienda que en mi criterio la novela no es simplemente un cuento largo, o el cuento una novela corta —como prefieren creer algunos editores y jefes de redacción.


Debo decir por otra parte que considero haber escrito un solo cuento, tal vez dos; muchos textos que pasan por cuentos son más bien "relatos", y entiendo por relato una especie de novela abreviada o fragmentaria. Del mismo modo existen novelas (no mías; por ejemplo, algunas de Faulkner) queson cuentos disfrazados o de largo aliento, y las considero de la mejor Literatura.


La estructura del cuento es, para mi gusto, exactamente igual a la del chiste. La diferencia entre uno y otro es que el cuento no busca necesariamente hacer reír (el chiste es una categoría especial de cuento). El famoso cuento más breve del mundo, que consta de siete palabras, es un magnífico ejemplo de cuento ("Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí")(1).
No le sobra ni le falta una sola palabra, y tiene todo lo que un cuento tiene que tener: tiene un comienzo y un fin, y después de la última palabra no se podría agregar ninguna sin estropear el efecto; tiene "efecto", es decir, un factor sorprendente que intenta desacomodar al lector (en el chiste, el lector busca reacomodarse mediante la risa; en el cuentoque no busca hacer reír, el lector no puede reacomodarse tan fácilmente); y, lo principal, cuenta una historia, y esa historia es única. Lo esencial de un verdadero cuento puede sintetizarse en una frase o dos ("el asesino era un mono"), lo que establece un parentesco entre el cuento y los juegos de ingenio o los enigmas, al menos en lo que se refiere a la inspiración que los origina: el cuento se construye en función de su final; el final de un cuento siempre es una forma de solución.


En la novela, en cambio, no importa la historia o las historias que se cuente, ni importa el final; en rigor, todo final de novela es más o menos arbitrario. La novela podría seguir y seguir; no tiene un único foco de atención, como el cuento, sino cualquier cantidad, y cada foco podría generar cantidad de historias que la novela podría incorporar sin mayor sufrimiento. No deja en el lector, como el cuento, una nítida imagen indeleble, sino más bien una serie de climas indecibles, como trozos de vida personal que se agregaran a la memoria del lector; qué sé yo si ciertas cosas las vivió Kafka o las viví o las soñé yo; ahora me perturban como mías
aunque no las recuerde. En cambio, nunca dejaré de ver nítidamente al hijo(cuento de Horacio Quiroga) enredado en la alambrada, muerto.


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Releo lo anterior, seis meses después de haberlo escrito, y encuentro una serie de falacias; por ejemplo, el hecho de que los cuentos citados o aludidos son la excepción, más que la regla (la definición de cuento que propongo es ideal; la desmienten la casi totalidad de los cuentos existentes); por otra parte, me disgusta el estilo pretencioso con que está escrito. Creo que no soy bueno para los ensayos.


(1) "El dinosaurio", de Augusto Monterroso ("Obras completas (y otros
cuentos)", 1959)


Jorge


jvarlott@adinet.com.uy
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Respuesta al tema de 'cuentos'.
-8-99

Temo estar bastante de acuerdo con lo que escribís (y de paso no lo vi para nada pretencioso). Recuerdo que en uno de tus comentarios a algo que escribí, dijiste: odio los finales efectistas. También recuerdo haber pensado: mmm, a mí sin embargo me gustan. Ese era peculiarmente malo, pero los finales de los poemas de Manuel también pueden catalogarse como efectistas, o al menos, inesperados, y son buenos. Eso es lo que me gustaría lograr. Y creo que me gusta la posibilidad de escribir cuentos. No novelas.
El cuento lo veo más cercano a un episodio de la vida, por lo que acepta más el lenguaje oral que trato de usar. En realidad, quisiera poder escribir tal y como hablo. Tal vez, me gustaría más poder dedicarme al cuento oral y viajar con esos cuentistas por todos los eeuu, contando historias. Pero a cambio de ese desvarío, un buen cuento escrito 'a lo oral', casi coloquial - puede tomar la historia de mi tía la del diente con un buen final, en cambio eso en una novela quedaría como un pedazo suelto sin terminar y sin sentido de por qué está ahí. Creo que mi vida en sí son cuentos. Nada parece tener continuidad. Y eso es lo que me gusta. Por eso me siento tan lejana a tus decires de 'ya es hora que te dediques a escribir una novela'. Precisamente porque la novela admite fragmentos y no tiene principio ni final. Prefiero los capítulos. Pero en forma de cuentos. Y no, los cuentos no son capítulos de una novela. Son libres y responsables. Y a eso sí soy capaz de relacionarme y hasta usar una mala palabra como 'dedicarme'. Cada uno es independiente y no necesita, ni quiere, ser parte de algo más grandioso.

Tal vez la estadía en eeuu tuvo que ver con mi nueva aversión a la novela, que no hay tiempo, que no termina, y mi novedosa atracción a eso que se parece al beisbol - jueguitos cortos, con final limitado, sin exigir un largo período de atención. Odio el béisbol, pero en literatura, eso sería el cuento. Y es espléndido en su carácter de animal libre.

elisa

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