Tuesday, January 11, 2011

Consigna 4. Relato detallado y aburrido, con claras explicación de Jorge y sus razones.

Maoeición! oas uñaw ya ewtán eemawiaeo oargas! Al ver esto en la pantalla, tomé la decisión. Me di cuenta de la tragedia y procedí a una tarea detectivesca. No fue difícil. Lo que descubrí fue que las letras que aparecieron eran las de la línea de arriba del teclado en lugar de las del medio. Las uñas, sí, evidentemente, demasiado largas. Llegó el momento de cortarlas. Esto es una tarea aburrida.

Primero que nada, ir al baño y buscar en el botiquín, del lado derecho, colgando de un clavito, el único cortauñas que sirve de algo. Después encontrar entre mis implementos, allá abajo, el afilauñas a pilas que uso desde hace añares. Empezar a pensar qué mesa usar, porque las de madera se rayan con el afilador ése. Aquí hay una de cármica. A sentarse, agarrar el cortauñas y decidir qué forma darles y cuanto quiero cortar.

Empiezo por las de la mano izquierda, que son las fáciles, corto la del pulgar en 4 tajeadas, desenvaino el afilador, lo prendo moviendo el botón hacia adelante y empiezo por un angulito, el del lado del dedo meñique, sostengo el aparato en el mismo lugar por unos segundos y lo muevo apenas tratando de acercarme al centro de la tal uña. Aguanto los bostezos y sigo, paso el centro, tuerzo el brazo derecho para acomodar afilador contra uña, sigo con esta gloriosa tarea, hasta llegar al ángulo opuesto.

Ahora para que no enganche, pongo el afilador horizontal, con la lima hacia arriba para limar la parte de abajo de lo que sobresale de la uña, lo giro 180 grados para corregir la de arriba,miro, respiro, me miro el resto de las manos y todavía me faltan nueve!
Apago el afilador, agarro el cortauñas...
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Respuesta de JorgeMario:
Muy bien, muchacha! Has comprendido la esencia del ejercicio.

Desde luego, serás consciente de que, probablemente llevada por la necesidad de *decir*, has puesto un pequeño prólogo al ejercicio propiamente dicho:

"maoeición! oas uñaw ya ewtán eemawiaeo oargas!
Llegó el momento de cortarlas. Lo se, las letras que aparecen son las de la línea de arriba en lugar de las del medio. Esto es una tarea de aburrimiento. Primero, ir al baño..."

El ejercicio propiamente dicho sería lo que sigue, en una acción que podría titularse "cortar y pulir una uña". (Si la acción pudiera titularse "Descubro que debo cortarme las uñas y lo hago", entonces lo que llamo prólogo está fuera del "timing"; lo que narrás ahí llevaría mucho más tiempo y caracteres desarrollarlo con el mismo "tempo" de lo que sigue).

"Empiezo con las de la mano izquierda, que son las fáciles, corto la del pulgar en 4 tajeadas, desenvaino el afilador, lo prendo moviendo el botoncito hacia adelante y empiezo por un angulito, el del lado del dedo meñique, sostengo el aparato en el mismo lugar por unos segundos y lo muevo apenas tratando de acercarme al centro de la tal uña. Aguanto los bostezos y sigo, paso el centro, tuerzo el brazo derecho para acomodar afilador contra uña, sigo con esta gloriosa tarea, hasta llegar al ángulo opuesto.

Ahora para que no enganche, pongo el afilador horizontal, con la lima hacia arriba para limar la parte de abajo, lo giro 180 grados para la de arriba, miro, respiro, me miro el resto de las manos y todavía me faltan nueve!"

La última oración también cae fuera de la consigna y busca darle coherencia al conjunto que incluye el prólogo.
Apago el afilador, agarro el cortauñas...
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¿Te animás a hacer dos o tres más similares? (No es indispensable, pero si te interesa y te divierte sería bueno que los hicieras, y me los enviaras).


Cariños, JMVL

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7-5-99 De Elisa a Jorge:
>¿Estás loco? Éste fue el ejercicio más aburrido que tuve que hacer en mi vida.

De Jorge:
Bueno, ése es el principal problema del taller literario, quiero decir del "real", que según veo se traslada, como no podría ser de otra manera, al virtual. En esta etapa se desenganchan algunos alumnos; otros la superan. Creo que es una cuestión de personalidad.

Según veo y deduzco de mis años de experiencia en estas cosas, el fenómeno es algo similar a la famosa "resistencia" que se da en las terapias. La cuestión está centrada en el rechazo que uno siente por ciertas partes de sí mismo, y cuando el ejercicio te impone formas un tanto estrictas de autoobservación, la cosa salta.

No es casual que el origen de la palabra "aburrimiento" sea el mismo de "aborrecimiento". "Me aburro" es equivalente a "me aborrezco". Ambas vienen del latín "ab horrere", tener horror.

Una alumna de taller, hace no muchos años, poco antes de escribir una maravillosa novela (después de no haber podido expresarse más que por medio de crípticos y minúsculos poemitas), tuvo un episodio de náuseas y vómitos y mareos, que aparecen muy bien descriptos en un relato que pergeñó como ejercicio. En la actualidad utiliza las consignas de mi taller en un país extranjero para extender su mal a pequeños círculos de amigos. Y casi todos los alumnos que después siguieron, y consiguieron conectarse con su artista interior y desarrollar un estilo personal, pasaron por la etapa de aburrimiento y rebelión.

No creas que tu ejercicio está mal. Te dije que estaba muy bien, y sólo te señalé lo que queda fuera del ejercicio, o sea el prólogo.

Yo diría que sigas intentando... con cautela, pero me parece que alguien como vos, con mucho mostrador en materia de terapia, no debe tener mucho drama para vencer el obstáculo.

Cariños, JMVL



jvarlott@adinet.com.uy

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