Tuesday, January 11, 2011

Consigna 8 - depresiva

Tarea 8)
(No recuerdo el tema original, ni tengo respuesta de JorgeMario. ¿Esto lo escribí en 1999?. Podría haberme dado cuenta que estaba en el pozo depresivo más absoluto)

Sentada al escritorio, tratando de agarrar fuerza para escribir un examen, el último previo al doctorado, igual a aquél de hace 10 años, después de la tesis del máster, después de haber tomado las 27 materias correspondientes y con los mismos retorcimientos y dudas sobre el para qué y que soy una inútil, que ni puedo terminar algo que no es difícil, pero que retuve a toda mi flia. acá por esto y quién sabe si hice lo que debía.

¿Volver a Uruguay? a ver a los amigos, que ya no son los mismos, que están casados con gentes extrañas, que tienen sus vidas resueltas sin mi protección, que hace diez años que no los veo, que la gente del Zhitlovsky son mi pasado pero no mi presente, los triunfadores en carreras tipo Ciencias Económicas, o los que se dedicaron a la política, los que por un lado me dicen que vuelva porque es lo que ‘se debe’ y por otro las críticas de haberme ido a los EEUU, ni más ni menos, no a Angola ni a Cuba, sino al feroz lugar donde estoy…

Y hay más amigos a quienes realmente quiero, pero y ¿si no me quieren tanto a mí? Tienen sus vidas que hicieron sin mí. Muchos son amigos de mi marido y así, de lejos, me quieren, pero en cuanto me conozcan, me conozcan de verdad, se terminó la nena que se tuvo que ir y ahora vuelve sin nada, sin triunfos, colgada de un marido que tiene una vida, pero ella no tiene nada más que dos hijos que no quieren estar allá.

Que mi marido, no se si realmente, realmente, quiere volver a Uruguay, aunque por un lado, sí, dice que siente que hay que ir/volver, que hay que enseñarle a los que no pudieron irse y a los jóvenes, lo que él pudo aprender aquí, pero lo veo, con becas ya anunciadas, tomándose el primer avión para donde sea - porque aclaró que no piensa vivir sin viajar a laboratorios interesantes - y yo, quedándome con los hijos allá, sabiendo que desde ahí no voy a poder ni trabajar en lo que me interese, ni conseguir los libros para poder hacerlo por mi cuenta, ni hacerlo aunque los consiguiera.

Pero los hijos, que por ahora tienen 9 y 11 años, o sea que de volver hay que hacerlo ahora, pero ¿y si recuerdan su infancia por los EEUU como lo mejor del mundo?, en un país donde todo era fácil y ellos no tenían responsabilidades, y ya los puedo ver: se van a levantar y venirse traídos por el recuerdo y la imaginación. Y yo envejeciendo allí, sin poderlos ver muy a menudo, porque sin plata no hay visitas, rodeada de familia que se va muriendo y de otra familia de la siguiente generación a la que no conozco, ni ellos me conocen a mí, más que como la tía vieja que siempre hace y dice estupideces, se va, vuelve, y espera que la acepten como parte de ellos, pero ¿qué nos dio?

Nada interesante, solo una mujer llena de recuerdos y de lo que pude haber sido si me hubiera quedado y escucho el Uf! de esos sobrinos nietos, otra vez la tía hablando de EEUU y de lo genial que era y todo lo que hubiera hecho si se hubiera quedado. ¿Y si se quedaba? ¿Y si no hubiera hecho nada? ¿Y si diez años después estaba en el mismo escritorio, todavía con la esperanza de hacer lo que nunca hizo, o hizo pero todavía no le resulta suficiente y vive así, con las dudas de vieja insoportable, ya sin los hijos en la casa y con un marido dulce pero sin barra de amigos, ni parientes cercanos, ni carrera, ni otra realidad que el escritorio y el mismo examen que no puede concretar ?

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